viernes, 29 de enero de 2010

Algunos apuntes sobre la teoría económica neoclásica y el neoinstitucionalismo

Carlos Alberto Suescún Barón*

No es difícil darse cuenta que durante décadas los ánimos de los teóricos económicos han estado sujetos a una visión netamente normativa de la realidad, dejando casi de lado, o mejor como un caso particular de lo mismo al ser de las cosas, es decir, a lo positivo . Este principio de causa, sin duda se ha dado por el auge y la fuerza que ha tenido la palabra “modelo” en el argot de la Ciencia Económica, y la fortaleza práctica que subyace al mismo desde que la necesidad de la formalización matemática a las ciencias sociales, y más precisamente a la ciencia económica, se hizo evidente con el “apogeo” de la Escuela Clásica.

El objetivo puntual del presente documento, el cual surge a partir de las ideas y el conocimiento propio al respecto de las dos teorías, complementado con la visión de autores pertenecientes a diversos pensamientos; es establecer una “naturaleza teórica” a los principios Neo-institucionalistas, fundamentalmente el que tiene que ver con los Costos de Transacción basados en la información. Cuando hacemos referencia a la “naturaleza teórica” hacemos alusión al papel que desempeña esta “nueva teoría” en el campo académico, es decir a su validez y fortaleza científica. Por lo cual se hace necesario incluirla, ya sea como un complemento del paradigma teórico dominante, la Teoría Neoclásica, o bien como una forma de análisis independiente y legítima dentro del campo de acción de la ciencia económica. Estos serán los principios de análisis que fundamentarán la estructura y argumentación del presente documento, para así dar una solución crítica y precisa al planteamiento objeto de nuestra interpretación y análisis.
Desde que la teoría marginalista dio sus primeros pasos de formalización matemática, la idea preponderante para explicar el comportamiento general de la economía en sus relaciones de producción, intercambio y circulación, fue y ha sido hasta hoy por antonomasia la idea de Equilibrio . Esta idea de Equilibrio tuvo su mayor preponderancia con los modelos de Equilibrio General, en primera instancia del celebre economista francés Leon Walras (1834 - 1910) y posteriormente en el siglo veinte con el modelo de los premios Nóbel de economía Kenneth J. Arrow (1921 - ) y Gerard Debreu (1921 - 2005). Al respecto, no se hicieron esperar las criticas a estos modelos, diciendo que estas proezas matemáticas y analíticas, solo servían para fundamentar a una teoría (la Neoclásica) que con el paso del tiempo gano y sigue ganando en rigurosidad matemática, al mismo tiempo que deja problemas de causalidad importantes que hacen que sus análisis pertenezcan a un mundo abstracto, donde la realidad no se manifiesta. Una de estas críticas fue inicialmente impulsada por los teóricos del moribundo Historicismo Alemán durante las décadas finales del siglo XIX; y posteriormente por los nuevos frutos de un estudio más positivo para la ciencia económica como fue el nacimiento de la Teoría Neo-institucionalista.
Sin embargo, la realidad evidenciada después de la publicación y posterior crítica al modelo Arrow-Debreu, por parte de los Neo-institucionalistas, demuestra que esta forma de interpretación que prepondera el "deber ser” a la realidad misma (el Equilibrio General Competitivo), fue una relegitimación de esta teoría con la evidencia de sus fallas. Por tanto no sobra hacernos el cuestionamiento: ¿Es la teoría Neo-institucionalista una teoría independiente de la teoría Neoclásica o un complemento de la misma? Para dar respuesta a este interrogante se hace necesario juzgar a la teoría Neo-institucionalista desde su método y no desde su objeto, ya que con la escuela Neoclásica comparten una misma esencia en este último.
Inicialmente podríamos inferir que la teoría Neo-institucionalista a diferencia de la teoría Neoclásica, no concibe el mismo método individualista en sus análisis, ya que en sus interpretaciones tienen una importancia fundamental las instituciones y las organizaciones, las cuales son referentes tanto sociales como individuales. Por otro lado, la teoría Neoclásica considera en la mayoría de sus análisis (por no decir todos) el supuesto de Competencia perfecta, supuesto que implica a su vez dos supuestos interiores importantes: información completa e información perfecta. Sin estos supuestos, la teoría Neoclásica no tendría fundamento alguno en gran parte de sus modelos, por lo cual tiene mayor “preponderancia” el método normativo en los modelos que la realidad misma (el método positivo), diciendo al respecto que no es que el modelo este mal, sino que la realidad no se ajusta al modelo [Cataño, 1997].

Para simplificar nuestro análisis, tomemos como referente el supuesto de la información completa, es decir, que todos los individuos conocen a priori la estructura informacional del mercado (o del modelo), la cual no es excluyente, ni tiene precio alguno. En otras palabras, sucede que tanto consumidores como productores (los dos tipos de “agentes”, pues el Estado es un agente un tanto marginado en sus estudios) conocen a cabalidad los precios de la economía, por lo que los precios son un “dato”, más no una variable a analizar. Sin embargo, la crítica fundamental fue hecha por la Teoría Neo-institucionalista con la formulación de los Costes de Transacción. Esta controversial idea, puso en jaque todo el desarrollo de la teoría Neoclásica con base en el Equilibrio; ya que se demostraba, en pocas palabras que “la información tiene precio” y que esta no está a disposición de todos los individuos u organizaciones.

Con la iniciativa dada por el economista británico Ronald H. Coase y su teoría de los Costos de Transacción, el estudio e investigación de la ciencia Económica, se redujo al estudio de lo que se conoce como “fallas de Mercado”, entre las que sobresalen las externalidades (interacción), la información asimétrica, bienes de carácter público, bienes meritorios, contratos incompletos, entre otros. Este también es un punto del tiempo importante para el auge de la imponente y bien fundamentada Teoría de Juegos (cooperativos y no cooperativos), donde se reconoce principalmente el déficit informacional de las organizaciones (principalmente las firmas), y por ende dar el merecido reconocimiento al valor económico de la información en una economía de tipo mercantil.

Quizás el lector dados los argumentos hasta este trayecto del análisis, pueda correctamente preguntarse: ¿entonces, cuál sería la objeción para no considerar a la teoría Neo-institucionalista como una teoría independiente de la teoría Neoclásica? Al respecto, hay varias causales que pueden justificarla como una forma de análisis absorbida por el paradigma Neoclásico, pero por problemas de extensión y para simplificar un poco nuestra labor vamos a hacer uso de solo dos de éstas para elaborar nuestros argumentos.

En primer lugar, la Teoría Neo-institucionalista, al igual que la Neoclásica, fundamentan sus interpretaciones con base en un análisis cuya característica sobresaliente es la de ser netamente Estático, es decir, que el mercado (a pesar de considerarse como una institución, y por ende de “carácter social”), incluso dados los problemas informacionales es totalmente neutral, por lo que no afectará las “dotaciones” de las organizaciones ni los individuos al final del ejercicio. En este sentido se hace evidente, que a pesar de la crítica que hacen al Individualismo Metodológico , las instituciones y las organizaciones (de carácter social e individual, respectivamente) tienen un accionar pasivo más no dinámico. Sin embargo, si los consideráramos estáticos, entonces vale la pena preguntarse: ¿donde estarían representadas las asimetrías en la información? La respuesta radica en su propia distinción que hacen de la sociedad, y esta estaría influenciada por las organizaciones y los individuos principalmente, ya que la Institución es como un “juez idealizado” creado para que estas disparidades de información (y también de distribución) entre las organizaciones se hagan menos grandes. Pero la institución, no juega un rol protagónico en la estructura del mercado ni en la sociedad en si, por lo que el “agente dinámico” de la teoría resulta ser un jugador pasivo, lo que finalmente nos permitiría inferir, que al igual que en la teoría Neoclásica, el interés particular prima sobre el general; eso si con una gran deficiencia para ambas teorías: la existencia de limites a la libertad de los individuos, en una son las instituciones, y en la otra la “imposición” de los precios (en el modelo de Arrow-Debreu, es la figura del subastador). En este sentido, se hace evidente la conexión prolija que resulta al observar una esencia tan próxima entre ambas, por lo que se arguye que es igualmente probable que sobresalga el Individualismo Metodológico de la teoría Neoclásica sobre el punto de vista “social y cultural” que dice tener la teoría Neo-institucionalista.

El segundo ítem de análisis que nos permite dudar de la autonomía científica de la teoría Neo-institucionalista de la teoría Neoclásica, es la cualidad que tienen sus análisis, y que tratan en definitiva de observaciones complementarias a las fallas del mercado competitivo de la teoría Neoclásica. En este sentido, este ítem es netamente complementario del anterior, ya que si la teoría Neo-institucionalista tuviera las bases científicas tan bien definidas como las de la teoría Neoclásica; sus análisis pertenecerían a otra teoría distinta. Al respecto, vale la pena mencionar, que la flexibilidad dada por la teoría Neoclásica a sus análisis durante la segunda mitad del siglo veinte, es enorme. Es por tal razón, que las críticas hechas por la teoría Neo-institucionalista con sus análisis de fallas del marcado, fueron rápidamente adheridas como complemento a estas, pero resaltando que igualmente el concepto de Equilibrio subsiste a estas fallas y es por ende el factor de más importancia dentro de la teoría.

Hasta aquí valdría la pena reflexionar acerca de la legitimidad de la Teoría Neo-institucionalista, no como un defecto científico de esta, sino como una proeza de la teoría Neoclásica al resistir las criticas, y adherirlas a sus análisis de Competencia Imperfecta, dejando solo a los Neo-institucionalista, la novedad en aspectos de Política Económica y no de Teoría Económica [Stiglitz, 2002]. Al respecto, el cuestionamiento hecho a los Neoinstitucionalistas, valdría para cualquier otra teoría fundamentada en otra, pero la diferencia fundamental radica, en que al haber similitudes en sus métodos de estudio con la teoría Neoclásica, se hace difícil diferenciar una falla de una con una novedad de la otra. En otras palabras, el inconveniente radica en fundamentar un análisis con base en el error del otro, porque de esta manera, "el juzgado”, podría hacer lo que hizo la teoría Neoclásica, es decir, aceptar e incluir los análisis (de crítica) como complemento de los iniciales. Pero entonces, ¿Por qué, por ejemplo la Teoría General de Keynes no fue absorbida por la teoría Clásica, si también fue una critica a las fallas de esta última? La diferencia se encuentra en sus métodos, porque mientras la teoría Clásica fundamenta su análisis de por ejemplo, el valor dado por el trabajo (ya sea disponible o incorporado), la escuela marginalista (al igual que los Neo-institucionalistas) considera como fundamental el problema de la escasez en la determinación del mismo.

Dados los anteriores argumentos y en gran medida lo que revela la evidencia empírica, en primera instancia no deberíamos considerar que la teoría Neo-institucionalista sea del todo autónoma e independiente de la teoría Neoclásica , dado que su debilidad se fundamenta esencialmente en la incapacidad de dominar un método alternativo en sus análisis. Al no considerar el movimiento (dinámica) en sus procesos analíticos por parte de los agentes (instituciones y organizaciones principalmente) al igual que su incapacidad de demostración de comportamientos no fundamentados en las fallas de la teoría Neoclásica, hacen que sus tesis sean rápidamente absorbidas por esta última:

”…Uno, y tal vez el más importante, de los problemas que venia enfrentando la teoría de los mercados bajo competencia imperfecta era la falta de unidad teórica….muestran como la idea básica de la modelación en competencia imperfecta consistía en seguir la trayectoria de lo ya hecho por la teoría de competencia perfecta por Debreu (1959), a través de algunas variaciones a las hipótesis del modelo…” [Monsalve, 2002]
Sin embargo, se debe admitir, que los planteamientos respecto a cualidades culturales y sociales de las organizaciones, fueron y han sido pieza fundamental en los desarrollos de política económica en la actualidad. Además, se debe tener en cuenta que los fundamentalismos en las teorías al contrario de enriquecer los frutos del pensamiento, tienden a desvirtuar el conocimiento y a guiarlo por caminos de conveniencia practica para otras, lo que nos llevaría a admitir una homogeneidad en las teorías, lo cual sería completamente ineficaz y a la vez inapropiado. Es claro sin embargo, que mientras una teoría no fundamente sus principios metodológicos en diferencias bien resaltadas (en cuanto a su método principalmente), siempre será “victima” de introspección por parte de quienes desarrollaron los principios inicialmente. No obstante, estos argumentos no quieren decir que una teoría independiente deba estar del todo aislada de las demás, por el contrario, estas le pueden ser útiles como evidencias científicas de sus principios, resaltando de esta forma las conveniencias practicas de una y otra en un periodo especifico del arte y la ciencia [Spengler, 1923]. Pues es realmente este ultimo principio el que decide cuando una teoría sobrevive y cuando muere, y es por esto que el ancho de su vida lo decide la historia (en lo practico), su flexibilidad (en lo teórico) y porque no, la inteligencia y recursividad de sus precursores.
BIBLIOGRAFIA

CATAÑO, José F (1997). El modelo de Equilibrio general: ¿estático o estéril? Cuadernos de Economía No 27. Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá (Colombia).

COASE, Ronald. (1991) La empresa, el mercado y la ley, Alianza Editorial. Madrid (España).

CUEVAS, Homero. (1993) Introducción a la Economía. Universidad Externado de Colombia. Bogotá (Colombia).

HAYEK. Friederich A (1945). The uses of knowling in society. American Economics Review.

HODGSON. Geoffrey. Economics and Evolution. Economics And Evolution: Bringing Life Back into Economics, Cambridge. Polity Press and University of Michigan Press, UK y Ann Arbor.

MONSALVE, Sergio. (2002) Introducción a los conceptos de Equilibrio en Economía. Facultad de Ciencias, Facultad de Ciencias Económicas. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá (Colombia).

NORTH, Douglass C. (1993) Instituciones, cambio institucional y desempeño económico. Fondo de Cultura Económica. México DF (México).

ROOL, Eric. (2003) Historia de las doctrinas Económicas. Fondo de Cultura Económica. México DF (México).

RUTHERFORD, Malcom. (1996) Institutions in Economics. Cambridge University Press. Cambridge.

SPENGLER, Oswald. (1958) La Decadencia de Occidente. Espasa-Calpe S.A. Madrid (España).

STIGLITZ, Joseph. (2003) Los felices Noventa. Taurus Editorial. Bogotá (Colombia).

VARIAN, Hal R. (1992) Microeconomic Analysis. Norton & Company. United States of America.

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*Estudiante de Economía de la Universidad Nacional de Colombia y miembro del CEID. Este artículo fue escrito en el año 2007 y publicado en el número 2 de la revista "Desequilibrio" del Colectivo de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia en el año 2008.

sábado, 9 de enero de 2010

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SEGURO AL DESEMPLEO: BENEFICIOS, OBSTÁCULOS Y POSIBILIDADES PARA COLOMBIA

Desde la Nueva Economía Política, un seguro (o subsidio) al desempleo claramente se podría ubicar dentro de las llamadas “políticas de interés general”. Esto debido en primer lugar a que sería una herramienta al servicio de todos, que además traería beneficios globales para la sociedad en general. Sin embargo, a pesar de ser algo deseable para la sociedad, su implementación dista mucho de ser algo fácil de aplicar, por diferentes intereses políticos y económicos que se tejen alrededor de un tema como este; básicamente, ¿quien pondría los recursos?

Para empezar, podemos argumentar por qué una política como esta se considera de interés general. El desempleo es un mal que aqueja a todas las sociedades en mayor o menor medida, dependiendo del nivel de desarrollo, del ciclo económico, entre otras variables. Ya que en muchos casos, el salario es la principal fuente de ingresos de las personas y en otros muchos, la única fuente de ingresos, sería deseable que existiera algún tipo de seguro que les permitiera a las personas sobrellevar la pérdida del empleo, manteniendo algún tipo de ingreso mientras encuentra una nueva ocupación. Las nuevas teorías sobre pobreza, contempladas por los organismos multilaterales consideran la vulnerabilidad y el manejo social del riesgo como mecanismos para combatir este fenómeno [Holzmann, Jørgensen], por lo tanto una herramienta como un seguro al desempleo traería positivos efectos en este sentido.

Pero además de estos beneficios que tendrían mayores efectos en las personas trabajadoras, los más expuestos y vulnerables, el seguro al desempleo tendría también impactos sobre la sociedad en conjunto, ya que con la implementación de esta medida, la demanda agregada sería más estable; por ejemplo en el caso de la fase recesiva del ciclo económico, el impacto de la reducción del empleo que conlleva este fenómeno traería consecuencias menos graves sobre la demanda agregada y el nivel de producción en general. Por otro lado, también disminuiría la incertidumbre de los agentes, principalmente de los empleados, estabilizando así decisiones de ahorro y consumo y dando mayor seguridad para tomar decisiones de largo o mediano plazo, como préstamos bancarios.

A pesar de estos efectos favorables, la aplicación de un subsidio al desempleo resulta algo complejo. La pregunta por la responsabilidad sobre la financiación surge a partir de las diferencias que se presentan al interior de la sociedad. Debido a las diferentes posiciones políticas y socioeconómicas, tanto los beneficios como las responsabilidades que acarrea una política como la que es objeto de análisis son diferentes entre los miembros de una sociedad. También incide el marco jurídico y el arreglo institucional.

La diferencia más obvia en este caso sería la de empleado – empleador. Aunque esta política traería efectos indirectos sobre los segundos, es de esperarse que despierte mayor interés sobre los primeros. Del mismo modo, dentro de los no empleadores, existe la diferenciación entre quienes tienen empleo actualmente y quienes no. Estas serían las heterogeneidades que se presentan al interior de la sociedad, pertinentes para el análisis. Pero decimos también que el arreglo jurídico e institucional es importante, por que de este, es decir, de la legislación laboral dependerá que tan estable sea la distinción empleado – desempleado. Si existen en el país fuertes normas laborales que garanticen derechos a los empleados, como estabilidad laboral, contratos a término indefinido o de larga duración, despido con justa causa, indemnizaciones, entre otras, es más probable que quienes tienen un empleo lo conserven. Pero también es probable que en unas condiciones legislativas como las descritas, sea más difícil que los desocupados encuentren un empleo, debido a que existiría una menor rotación en los puestos de trabajo, y quizás los empleadores tengan el incentivo a no contratar nuevos trabajadores por todas las responsabilidades que estos le generan.

Otro factor que podría incidir es las características propias de los agentes. La aversión al riesgo, como se conoce en la teoría neoclásica, podría determinar qué tanto se preocupan los ciudadanos por perder su empleo, lo que se relaciona de nuevo con las características del mercado laboral y las posibilidades de encontrar un nuevo empleo en caso de perderlo.

Por otro lado, el monto del seguro también podría determinar los beneficios de acuerdo a las diferencias dentro de la sociedad. Si es un monto fijo, por ejemplo, un porcentaje del salario mínimo, el seguro beneficiaría más a quienes tienen un ingreso bajo en el caso de que pierdan su empleo, ya que sus condiciones de vida, responsabilidades y el nivel de gasto se verían más próximas a ser satisfechas con esa cuantía de seguro que en el caso de una persona de mayor salario, con mayores gastos y para quien, si pierde el empleo, un seguro de este tipo no le sería de mucha ayuda. Podría entonces pensarse en un seguro como porcentaje del salario recibido al momento de perder el empleo, aunque este mecanismo sería tremendamente regresivo.

Un obstáculo mas para ese programa estaría relacionado con el llamado riesgo moral y el comportamiento oportunista. Un argumento en contra del subsidio sería que este crea un desincentivo a buscar trabajo y dependencia de la ayuda recibida. Por otro lado, habría lo que se conoce como free riders, es decir, personas que sin merecerlo ni necesitarlo, pretenderían recibir el subsidio.

Una herramienta analítica que nos permite modelar este problema es el Teorema del Votante Mediano, el cual estudia la toma de decisiones de política en una democracia (directa) de acuerdo a las características de los votantes. Al tomar una decisión sobre una variable particular, originalmente la tasa impositiva [FERGUSSON, QUERUBIN], el valor será determinado por mayoría simple, ordenando a los votantes de tal forma que el ciudadano que resulte en la mitad del ordenamiento divida a la sociedad por mitad, coincidiendo así su decisión con la de la mayoría y por tanto, esa será la determinación que tome la sociedad. En conclusión, las políticas que tome la sociedad dependerán de las características de su votante mediano.

Acompasando este teorema con las características descritas anteriormente que determinarían las posibilidades, beneficios y obstáculos de la implementación de un seguro de desempleo, concluimos naturalmente que las características y posibilidades de esta política dependerán de las características del votante mediano: si es empleador o empleado, tiene un empleo estable o no, de su nivel de ingreso relativo y la demás variables ya mencionadas. Por ejemplo, en una sociedad en la que hay baja movilidad salarial, alta aversión al riesgo, es más probable que su votante mediano se muestre favorable con una política de seguro al desempleo, y en consecuencia, se adoptará una política de este tipo.

Hay que aclarar sin embargo, que aunque este modelo es una buena aproximación, puede resultar demasiado simplificado. Además de las nociones de racionalidad, información y otras semejantes incluidas en este tipo de modelos de la teoría convencional que pueden resultar supuestos demasiado fuertes, supone también un sistema de elección directa, cuando una decisión de este tipo en una país como Colombia se toma por el Congreso, es decir, mediante una democracia representativa, con todas las implicaciones que esto conlleva, entre otras los problemas de agencia.

Al analizar este tema para el caso colombiano, nos encontramos con que de hecho existe efectivamente un subsidio al desempleo. Aquí es necesario introducir la diferencia entre seguro y subsidio. Un seguro guarda más relación con la aversión al riesgo, probabilidades, primas, cubrimiento, entre otros, como un seguro antirrobo, contra incendio o contra accidentes de tránsito, que podría ser incluso de carácter voluntario. Mientras tanto, un subsidio hace referencia a una transferencia o auxilio, generalmente del Estado ante ciertas circunstancias. Lo que existe en Colombia parece más un subsidio, manejado por las cajas de compensación familiar, ya que los recursos provienen principalmente de los aportes a esas entidades, la mayoría de los beneficiarios esta afiliado a una de las cajas y uno de los requisitos es haber estado afiliado a una de estas; por ser un subsidio, se exigen requisitos y condiciones para recibirlo. La ayuda consiste de $745.000 (1.5 salarios mínimos) pagados en seis cuotas mensuales, redimibles en bonos de alimentación o de educación. Para el 2005, la meta era entregar 42.500 de estas ayudas .

La meta de cobertura de este subsidio, ante la situación laboral del país en la que existe cerca de un 12% de desempleo, resulta casi irrisoria. De otra parte, el requisito de pertenecer a una caja de compensación también se convierte en un obstáculo, por que como es sabido, además del alto desempleo en Colombia, hay un gravísimo problema de informalidad laboral, cercana al 50%, lo que significa que muchos de los hoy desempleados no han tenido recientemente o quizás nunca un empleo con todas las garantías legales, que les permita estar afiliados a una caja de compensación; otra paradoja regresiva: el subsidio va para los pocos que han tenido recientemente un empleo con las plenas garantías de ley. Por otro lado, si la fuente de financiación es el dinero recaudado por estas entidades, los recursos disponibles serán cada vez menos, por que el aumento de la informalidad hace que cada vez sean menos los afiliados a las cajas, además, en tiempos de crisis como estos, con el aumento al desempleo aumentaría también la demanda del subsidio, como de hecho a ocurrido .

Es tan insignificante el impacto del subsidio tal como esta planteado, que es desconocido por gran parte de los ciudadanos, y justo ahora en épocas preelectorales aparece en el debate como una propuesta novedosa y arriesgada. Por esto, aunque el subsidio existe, es importante repensarse el problema, teniendo en cuenta su alta complejidad y buscando, si es posible, soluciones viables.

El programa actual, aún con algunas modificaciones resulta inviable; mientras persista la informalidad laboral la financiación mediante cajas de compensación será insuficiente. De hecho, ante la informalidad y las precarias condiciones laborales con bajo ingreso, de existir un subsidio al desempleo efectivo, para muchos sería preferible recibir lo que continuar con su trabajo. Así que el tema de la calidad y las condiciones laborales no podría quedar por fuera de la discusión.

En el programa actual esta contemplado, al igual que en las políticas semejantes de otros países, algunos condicionamientos de tal forma que al recibir el subsidio, las personas estén efectivamente comprometidas a buscar un trabajo nuevo, y además, a capacitarse de tal forma que se le facilite la búsqueda de un trabajo más productivo. Este es un elemento importante que habría que mantener y reforzar.

Para superar el problema del comportamiento oportunista, sería indispensable crear un completo sistema de información que cumpliría múltiples propósitos, en el cual se pueda conocer si una persona efectivamente esta desempleada, durante cuánto tiempo, por qué causas, qué capacidades/habilidades tiene, qué características (padre, cabeza de familia, etc.) entre otros, para adelantar programas de capacitación y además tener una fuente de información que sirva a las empresas privadas y públicas al momento de ofrecer vacantes. Colateralmente, se estaría controlando la informalidad, ya que se haría un seguimiento a las condiciones de los trabajadores y al cumplimiento de los deberes de los empleadores.

Con la actual forma de financiación, la responsabilidad recae sobre los empleadores, quienes pagan los llamados “aportes patronales”, donde se incluyen las cajas de compensación. Sería necesario ampliar la disponibilidad de recursos con aportes estatales, para lo cual puede no ser necesario un aumento en la base impositiva, sino redistribuir los recursos ya existentes de una forma distinta, para lo cual se necesita por supuesto de voluntad política para darle prioridad a un tema como este por encima de otros gastos como la continuidad de la guerra. Otra forma alternativa de financiación sería tratar el problema como un verdadero seguro, es decir, que las personas empleadas compren una póliza (podría ser de manera voluntaria) con una entidad aseguradora, que le represente cierto ingreso en caso de perder su trabajo. Como consecuencia, se generaría una carga adicional a los trabajadores, disminuyendo su ingreso efectivo; de ser voluntario, se convertiría en un bien privado, que excluye a quienes no pueden pagar el seguro.

A pesar de los múltiples obstáculos y altos costos, es absolutamente pertinente, necesario y deseable implementar una política efectiva de subsidio al desempleo en el país. Evidentemente, a pesar de las grandes ventajas de esta política y del gran número de personas sin empleo, están desprovistas de cualquier tipo de asociación o representación que les permita ejercer algún tipo de presión política mediante algún mecanismo para la implementación del subsidio. Sin embargo, conjuntamente hay que trabajar en las causas estructurales del desempleo, si se logra reducir este fenómeno, se aliviaría cada vez mas las presiones sobre el subsidio. Una política que logre efectivamente la reducción del desempleo parece ausente en el presente gobierno, y las medidas tomadas al respecto no han dado los resultados esperados, menos aún con la crisis económica. Este es un problema mucho más complejo que queda pendiente por explorar.

Por: Andrés Fuerte P. – CEID

BIBLIOGRAFÍA

Fergusson, L.; Querubín, P. Política, Economía, y Política Económica, Una Introducción a la Nueva Economía Política, 2006

Holzmann, R.; Jørgensen, S., Manejo Social del Riesgo: Un nuevo marco conceptual para la Protección Social y más allá, 2000