Carlos Alberto Suescún Barón*
No es difícil darse cuenta que durante décadas los ánimos de los teóricos económicos han estado sujetos a una visión netamente normativa de la realidad, dejando casi de lado, o mejor como un caso particular de lo mismo al ser de las cosas, es decir, a lo positivo . Este principio de causa, sin duda se ha dado por el auge y la fuerza que ha tenido la palabra “modelo” en el argot de la Ciencia Económica, y la fortaleza práctica que subyace al mismo desde que la necesidad de la formalización matemática a las ciencias sociales, y más precisamente a la ciencia económica, se hizo evidente con el “apogeo” de la Escuela Clásica.
El objetivo puntual del presente documento, el cual surge a partir de las ideas y el conocimiento propio al respecto de las dos teorías, complementado con la visión de autores pertenecientes a diversos pensamientos; es establecer una “naturaleza teórica” a los principios Neo-institucionalistas, fundamentalmente el que tiene que ver con los Costos de Transacción basados en la información. Cuando hacemos referencia a la “naturaleza teórica” hacemos alusión al papel que desempeña esta “nueva teoría” en el campo académico, es decir a su validez y fortaleza científica. Por lo cual se hace necesario incluirla, ya sea como un complemento del paradigma teórico dominante, la Teoría Neoclásica, o bien como una forma de análisis independiente y legítima dentro del campo de acción de la ciencia económica. Estos serán los principios de análisis que fundamentarán la estructura y argumentación del presente documento, para así dar una solución crítica y precisa al planteamiento objeto de nuestra interpretación y análisis.
Desde que la teoría marginalista dio sus primeros pasos de formalización matemática, la idea preponderante para explicar el comportamiento general de la economía en sus relaciones de producción, intercambio y circulación, fue y ha sido hasta hoy por antonomasia la idea de Equilibrio . Esta idea de Equilibrio tuvo su mayor preponderancia con los modelos de Equilibrio General, en primera instancia del celebre economista francés Leon Walras (1834 - 1910) y posteriormente en el siglo veinte con el modelo de los premios Nóbel de economía Kenneth J. Arrow (1921 - ) y Gerard Debreu (1921 - 2005). Al respecto, no se hicieron esperar las criticas a estos modelos, diciendo que estas proezas matemáticas y analíticas, solo servían para fundamentar a una teoría (la Neoclásica) que con el paso del tiempo gano y sigue ganando en rigurosidad matemática, al mismo tiempo que deja problemas de causalidad importantes que hacen que sus análisis pertenezcan a un mundo abstracto, donde la realidad no se manifiesta. Una de estas críticas fue inicialmente impulsada por los teóricos del moribundo Historicismo Alemán durante las décadas finales del siglo XIX; y posteriormente por los nuevos frutos de un estudio más positivo para la ciencia económica como fue el nacimiento de la Teoría Neo-institucionalista.
Sin embargo, la realidad evidenciada después de la publicación y posterior crítica al modelo Arrow-Debreu, por parte de los Neo-institucionalistas, demuestra que esta forma de interpretación que prepondera el "deber ser” a la realidad misma (el Equilibrio General Competitivo), fue una relegitimación de esta teoría con la evidencia de sus fallas. Por tanto no sobra hacernos el cuestionamiento: ¿Es la teoría Neo-institucionalista una teoría independiente de la teoría Neoclásica o un complemento de la misma? Para dar respuesta a este interrogante se hace necesario juzgar a la teoría Neo-institucionalista desde su método y no desde su objeto, ya que con la escuela Neoclásica comparten una misma esencia en este último.
Inicialmente podríamos inferir que la teoría Neo-institucionalista a diferencia de la teoría Neoclásica, no concibe el mismo método individualista en sus análisis, ya que en sus interpretaciones tienen una importancia fundamental las instituciones y las organizaciones, las cuales son referentes tanto sociales como individuales. Por otro lado, la teoría Neoclásica considera en la mayoría de sus análisis (por no decir todos) el supuesto de Competencia perfecta, supuesto que implica a su vez dos supuestos interiores importantes: información completa e información perfecta. Sin estos supuestos, la teoría Neoclásica no tendría fundamento alguno en gran parte de sus modelos, por lo cual tiene mayor “preponderancia” el método normativo en los modelos que la realidad misma (el método positivo), diciendo al respecto que no es que el modelo este mal, sino que la realidad no se ajusta al modelo [Cataño, 1997].
Para simplificar nuestro análisis, tomemos como referente el supuesto de la información completa, es decir, que todos los individuos conocen a priori la estructura informacional del mercado (o del modelo), la cual no es excluyente, ni tiene precio alguno. En otras palabras, sucede que tanto consumidores como productores (los dos tipos de “agentes”, pues el Estado es un agente un tanto marginado en sus estudios) conocen a cabalidad los precios de la economía, por lo que los precios son un “dato”, más no una variable a analizar. Sin embargo, la crítica fundamental fue hecha por la Teoría Neo-institucionalista con la formulación de los Costes de Transacción. Esta controversial idea, puso en jaque todo el desarrollo de la teoría Neoclásica con base en el Equilibrio; ya que se demostraba, en pocas palabras que “la información tiene precio” y que esta no está a disposición de todos los individuos u organizaciones.
Con la iniciativa dada por el economista británico Ronald H. Coase y su teoría de los Costos de Transacción, el estudio e investigación de la ciencia Económica, se redujo al estudio de lo que se conoce como “fallas de Mercado”, entre las que sobresalen las externalidades (interacción), la información asimétrica, bienes de carácter público, bienes meritorios, contratos incompletos, entre otros. Este también es un punto del tiempo importante para el auge de la imponente y bien fundamentada Teoría de Juegos (cooperativos y no cooperativos), donde se reconoce principalmente el déficit informacional de las organizaciones (principalmente las firmas), y por ende dar el merecido reconocimiento al valor económico de la información en una economía de tipo mercantil.
Quizás el lector dados los argumentos hasta este trayecto del análisis, pueda correctamente preguntarse: ¿entonces, cuál sería la objeción para no considerar a la teoría Neo-institucionalista como una teoría independiente de la teoría Neoclásica? Al respecto, hay varias causales que pueden justificarla como una forma de análisis absorbida por el paradigma Neoclásico, pero por problemas de extensión y para simplificar un poco nuestra labor vamos a hacer uso de solo dos de éstas para elaborar nuestros argumentos.
En primer lugar, la Teoría Neo-institucionalista, al igual que la Neoclásica, fundamentan sus interpretaciones con base en un análisis cuya característica sobresaliente es la de ser netamente Estático, es decir, que el mercado (a pesar de considerarse como una institución, y por ende de “carácter social”), incluso dados los problemas informacionales es totalmente neutral, por lo que no afectará las “dotaciones” de las organizaciones ni los individuos al final del ejercicio. En este sentido se hace evidente, que a pesar de la crítica que hacen al Individualismo Metodológico , las instituciones y las organizaciones (de carácter social e individual, respectivamente) tienen un accionar pasivo más no dinámico. Sin embargo, si los consideráramos estáticos, entonces vale la pena preguntarse: ¿donde estarían representadas las asimetrías en la información? La respuesta radica en su propia distinción que hacen de la sociedad, y esta estaría influenciada por las organizaciones y los individuos principalmente, ya que la Institución es como un “juez idealizado” creado para que estas disparidades de información (y también de distribución) entre las organizaciones se hagan menos grandes. Pero la institución, no juega un rol protagónico en la estructura del mercado ni en la sociedad en si, por lo que el “agente dinámico” de la teoría resulta ser un jugador pasivo, lo que finalmente nos permitiría inferir, que al igual que en la teoría Neoclásica, el interés particular prima sobre el general; eso si con una gran deficiencia para ambas teorías: la existencia de limites a la libertad de los individuos, en una son las instituciones, y en la otra la “imposición” de los precios (en el modelo de Arrow-Debreu, es la figura del subastador). En este sentido, se hace evidente la conexión prolija que resulta al observar una esencia tan próxima entre ambas, por lo que se arguye que es igualmente probable que sobresalga el Individualismo Metodológico de la teoría Neoclásica sobre el punto de vista “social y cultural” que dice tener la teoría Neo-institucionalista.
El segundo ítem de análisis que nos permite dudar de la autonomía científica de la teoría Neo-institucionalista de la teoría Neoclásica, es la cualidad que tienen sus análisis, y que tratan en definitiva de observaciones complementarias a las fallas del mercado competitivo de la teoría Neoclásica. En este sentido, este ítem es netamente complementario del anterior, ya que si la teoría Neo-institucionalista tuviera las bases científicas tan bien definidas como las de la teoría Neoclásica; sus análisis pertenecerían a otra teoría distinta. Al respecto, vale la pena mencionar, que la flexibilidad dada por la teoría Neoclásica a sus análisis durante la segunda mitad del siglo veinte, es enorme. Es por tal razón, que las críticas hechas por la teoría Neo-institucionalista con sus análisis de fallas del marcado, fueron rápidamente adheridas como complemento a estas, pero resaltando que igualmente el concepto de Equilibrio subsiste a estas fallas y es por ende el factor de más importancia dentro de la teoría.
Hasta aquí valdría la pena reflexionar acerca de la legitimidad de la Teoría Neo-institucionalista, no como un defecto científico de esta, sino como una proeza de la teoría Neoclásica al resistir las criticas, y adherirlas a sus análisis de Competencia Imperfecta, dejando solo a los Neo-institucionalista, la novedad en aspectos de Política Económica y no de Teoría Económica [Stiglitz, 2002]. Al respecto, el cuestionamiento hecho a los Neoinstitucionalistas, valdría para cualquier otra teoría fundamentada en otra, pero la diferencia fundamental radica, en que al haber similitudes en sus métodos de estudio con la teoría Neoclásica, se hace difícil diferenciar una falla de una con una novedad de la otra. En otras palabras, el inconveniente radica en fundamentar un análisis con base en el error del otro, porque de esta manera, "el juzgado”, podría hacer lo que hizo la teoría Neoclásica, es decir, aceptar e incluir los análisis (de crítica) como complemento de los iniciales. Pero entonces, ¿Por qué, por ejemplo la Teoría General de Keynes no fue absorbida por la teoría Clásica, si también fue una critica a las fallas de esta última? La diferencia se encuentra en sus métodos, porque mientras la teoría Clásica fundamenta su análisis de por ejemplo, el valor dado por el trabajo (ya sea disponible o incorporado), la escuela marginalista (al igual que los Neo-institucionalistas) considera como fundamental el problema de la escasez en la determinación del mismo.
Dados los anteriores argumentos y en gran medida lo que revela la evidencia empírica, en primera instancia no deberíamos considerar que la teoría Neo-institucionalista sea del todo autónoma e independiente de la teoría Neoclásica , dado que su debilidad se fundamenta esencialmente en la incapacidad de dominar un método alternativo en sus análisis. Al no considerar el movimiento (dinámica) en sus procesos analíticos por parte de los agentes (instituciones y organizaciones principalmente) al igual que su incapacidad de demostración de comportamientos no fundamentados en las fallas de la teoría Neoclásica, hacen que sus tesis sean rápidamente absorbidas por esta última:
”…Uno, y tal vez el más importante, de los problemas que venia enfrentando la teoría de los mercados bajo competencia imperfecta era la falta de unidad teórica….muestran como la idea básica de la modelación en competencia imperfecta consistía en seguir la trayectoria de lo ya hecho por la teoría de competencia perfecta por Debreu (1959), a través de algunas variaciones a las hipótesis del modelo…” [Monsalve, 2002]
Sin embargo, se debe admitir, que los planteamientos respecto a cualidades culturales y sociales de las organizaciones, fueron y han sido pieza fundamental en los desarrollos de política económica en la actualidad. Además, se debe tener en cuenta que los fundamentalismos en las teorías al contrario de enriquecer los frutos del pensamiento, tienden a desvirtuar el conocimiento y a guiarlo por caminos de conveniencia practica para otras, lo que nos llevaría a admitir una homogeneidad en las teorías, lo cual sería completamente ineficaz y a la vez inapropiado. Es claro sin embargo, que mientras una teoría no fundamente sus principios metodológicos en diferencias bien resaltadas (en cuanto a su método principalmente), siempre será “victima” de introspección por parte de quienes desarrollaron los principios inicialmente. No obstante, estos argumentos no quieren decir que una teoría independiente deba estar del todo aislada de las demás, por el contrario, estas le pueden ser útiles como evidencias científicas de sus principios, resaltando de esta forma las conveniencias practicas de una y otra en un periodo especifico del arte y la ciencia [Spengler, 1923]. Pues es realmente este ultimo principio el que decide cuando una teoría sobrevive y cuando muere, y es por esto que el ancho de su vida lo decide la historia (en lo practico), su flexibilidad (en lo teórico) y porque no, la inteligencia y recursividad de sus precursores.
BIBLIOGRAFIA
CATAÑO, José F (1997). El modelo de Equilibrio general: ¿estático o estéril? Cuadernos de Economía No 27. Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá (Colombia).
COASE, Ronald. (1991) La empresa, el mercado y la ley, Alianza Editorial. Madrid (España).
CUEVAS, Homero. (1993) Introducción a la Economía. Universidad Externado de Colombia. Bogotá (Colombia).
HAYEK. Friederich A (1945). The uses of knowling in society. American Economics Review.
HODGSON. Geoffrey. Economics and Evolution. Economics And Evolution: Bringing Life Back into Economics, Cambridge. Polity Press and University of Michigan Press, UK y Ann Arbor.
MONSALVE, Sergio. (2002) Introducción a los conceptos de Equilibrio en Economía. Facultad de Ciencias, Facultad de Ciencias Económicas. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá (Colombia).
NORTH, Douglass C. (1993) Instituciones, cambio institucional y desempeño económico. Fondo de Cultura Económica. México DF (México).
ROOL, Eric. (2003) Historia de las doctrinas Económicas. Fondo de Cultura Económica. México DF (México).
RUTHERFORD, Malcom. (1996) Institutions in Economics. Cambridge University Press. Cambridge.
SPENGLER, Oswald. (1958) La Decadencia de Occidente. Espasa-Calpe S.A. Madrid (España).
STIGLITZ, Joseph. (2003) Los felices Noventa. Taurus Editorial. Bogotá (Colombia).
VARIAN, Hal R. (1992) Microeconomic Analysis. Norton & Company. United States of America.
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*Estudiante de Economía de la Universidad Nacional de Colombia y miembro del CEID. Este artículo fue escrito en el año 2007 y publicado en el número 2 de la revista "Desequilibrio" del Colectivo de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia en el año 2008.
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*Estudiante de Economía de la Universidad Nacional de Colombia y miembro del CEID. Este artículo fue escrito en el año 2007 y publicado en el número 2 de la revista "Desequilibrio" del Colectivo de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia en el año 2008.