lunes, 4 de octubre de 2010

Opinión: ¿Mejor Ciudad, Mejor Vida?

Por David Ernesto González Ruiz*

“Con la mitad de la humanidad ahora viviendo en ambientes urbanos, el mundo esta ante el amanecer de una nueva era. Si nuestras ciudades han de ser verdaderamente sostenibles y armónicas, debemos mejorar la vida y el bienestar de todos, especialmente los más pobres. No debemos seguir consumiendo los recursos naturales a un ritmo que nieguen la oportunidad a nuestros hijos y nietos” Anna Tibaijuka.

Este lunes 04 de Octubre se celebra por parte de la Oficina para Asentamientos Humanos de las Naciones Unidas ONU-HÁBITAT el día mundial del hábitat, bajo el lema “mejor ciudad, mejor vida”. Esta celebración debe ser un espacio para que todos los habitantes de ciudades (o mejor, homo urbanos) nos preguntemos por el futuro del ambiente urbano. La tendencia demográfica global es a la urbanización, el paso del hombre del campo a la ciudad ha sido un fenómeno no estudiado, planeado, ni controlado por los gobiernos municipales de nuestro país. Sumado a esto, el conflicto interno genera que el 7,3% de la población colombiana, es decir, más de tres millones de personas sean desplazadas . Este círculo vicioso es una fuente creadora del caos en que actualmente viven las ciudades colombianas. Bajo esta lógica, la tasa natural de migración campo-ciudad aumenta en medio de la mirada condescendiente de la sociedad civil. Porque sí, el crecimiento no planeado y caótico de nuestras ciudades es un problema que concierne a todos, los gobernantes (stakeholders) por no tener una visión a largo plazo y los ciudadanos por no exigir un mejor vivir – porque, CIUDAD = SOCIEDAD = TODOS –.

Para implementar mejores prácticas la ONU-HÁBITAT ha enfocado sus esfuerzos en cinco objetivos que pueden ser la base de muchas políticas públicas . La primera es mejorar la calida de vida mediante el acceso a la seguridad y asistencia en salud de la población más vulnerada que habitan en barrios deprimidos. Segundo, inversión en capital humano; la educación es la fuente principal del desarrollo social y económico de una sociedad y una manera equitativa de distribución de la riqueza. Tercero, el cuidado de oportunidades económicas sostenibles; la descentralización en que se ha sumergido el país ha disminuido el aparato burocrático y en gran parte aumentado el desprestigio del concepto de lo público. Es necesario que la población en condiciones de vulnerabilidad sea tenida en cuenta y que la solución a los problemas sea endógena, es decir, concertada por los habitantes y los organismos gubernamentales. Cuarto, promover la inclusión política; solo la organización civil es la alternativa para el cambio político y la inclusión social, del grado de organización depende la visibilidad de los pobres. Y por último, promover la inclusión social; en mundo globalizado como el actual, lo particular se hace global y lo global particular. Por eso, es necesario que en la agenda de desarrollo se incluya la cultura local. El capital social tiene muchas formas de generarse y la tradición muchas veces traza ese camino.

El ejercicio de imaginar la ciudad a futuro como el emprendido en “Bogotá 2038” es una muestra de inclusión y compromiso gubernamental. Mientras más se difundan estas experiencias a si como el programa “Cómo Vamos” en las ciudades del país mayor será el desarrollo económico sostenible alcanzado.

*Economista. degonzalezru@unal.edu.co