lunes, 15 de febrero de 2010

Reseña "La ciudad Una historia Global"

Por David Ernesto González Ruiz*


El escrito de Joel Kotkin “La ciudad una historia global” introduce el tema de las ciudades mediante la alusión de una cultura urbana que es común a todas las personas que habitan la tierra. Los centros urbanos, las calles y lugares propios de las ciudades hacen que toda persona se identifique y no sea ajena a dichos espacios.

Otra característica esencial que el autor le atribuye a las ciudades es su capacidad de crear un espacio sagrado, proporcionar una seguridad básica y albergar un mercado comercial. Esta característica, durante siglos de historia ha hecho que las ciudades en cierto modo sean el motor del desarrollo humano y permitan la no-monotonicidad de las vidas cotidianas.

Atribuidas éstas características a las ciudades, el autor comienza la primera parte del texto “El nacimiento de las ciudades en un contexto global” denotando la función esencial de las jerarquizaciones religiosas en el sostenimiento de la vida urbana en Mesopotamia. En función de las religiones y creencias en los dioses fueron como surgieron las primeras ciudades en el mundo. Sumado a esto, la producción de excedentes agrícolas por parte de la cultura egipcia hace que la población en las ciudades aumente. La vida urbana en sus comienzos tiene bases sólidas en la religión. Y esto, es destacado por el autor, ya que afirma que las ciudades egipcias no alcanzaron una identidad propia ya que las vidas de los ciudadanos giran en torno a la realeza.

Con la llegada de corrientes arquitectónicas como las proporcionadas por Sargón y el papel de los imperios en la construcción de ciudades, la hegemonía religiosa cede terreno a lo económico y la seguridad que brindan los imperios crea control en grandes áreas proporcionando un auge comercial que se transmite en mejor calidad de vida de los ciudadanos. En el imperio Fenicio por primera vez, se evidencia el dominio de los comerciantes en las ciudades y el avance en materia de códigos y leyes universalmente aceptadas que permiten la expansión comercial.

Ya en la segunda parte del texto “Las ciudades clásicas de Europa” el autor nos introduce en la civilización griega. Comienza enfatizando su análisis en Creta cuna de la vida urbana y donde se desarrollaron los primeros sistemas integrados de ciudades. Su carácter no bélico impidió su expansión ya que fueron invadidos por el imperio micénico. Bajo este nuevo gobierno y teniendo en cuenta las características geográficas de las tierras circundantes al Mediterráneo nacen las polis o ciudades-estado. La civilización griega basada en su individualismo y pocos avanzados sistemas de gobierno confederativos sucumben ante Esparta en la guerra del Poloponeso y comienza el dominio de Alejandro y la ciudad helenística.

Gracias a la influencia que ejerció Aristóteles en la formación de Alejandro su forma de gobierno conserva de manera crítica las prácticas de los griegos, su visión global de la sociedad y capacidad de respetar la diversidad de culturas hacen de Alejandría una de las primeras grandes cosmópolis en la historia.

Ahora bien, con la muerte de Alejandro y la decadencia de la ciudad helenística surge el imperio romano. Con la fundación mística de Roma se crea en los ciudadanos una integración entre la convicción religiosa y el poder militar organizado que ayuda a establecer el carácter de grandeza basado en la antigüedad de los romanos. El intercambio cultural propiciado por los etruscos y griegos - mucho más avanzados que ellos – logró fundamentar el derecho romano pilar social que incentiva la autorregulación del ciudadano en torno a sus virtudes personales y cívicas.

Las constantes batallas a que se ven sometidos los romanos crean un ambiente de revueltas en la ciudad que da pie a la construcción de la ciudad imperio. Mediante el gobierno de Julio César se realizan una serie de reformas urbanísticas en la Republica (“cosa de todos”) que tratan de mitigar la necesidad de alimentar, vestir y llevar agua a la megaciudad que supera en más de dos o tres veces las antiguas grandes ciudades europeas. Pero, ¿en qué se basa el éxito del imperio romano? Principalmente, se pueden atribuir dos características a tal éxito. Una es la gran innovación en su forma de gobernar grandes extensiones de tierra convirtiéndose en una “confederación de células urbanas” donde el flujo de información, la conexión entre las ciudades y la aceptación de las diversas culturas y sus formas endógenas de gobernar permiten el constante avance y progreso. Segundo, la expansión de la ciudadanía en el imperio que hace posible el flujo o migración de personas que alimentan el nivel cultural de las ciudades.

Como todo lo que sube tiene que caer, eso le pasó al imperio romano y a sus ciudades. Después del auge que por siglos acompañó a las ciudades romanas factores como la dependencia creciente de esclavos que debilitó las clase media y trabajadora, algunas enfermedades importadas de Mesopotamia y la pérdida de “sentimiento de finalidad moral” que hacia que la población no contribuyera en lo tributario ni en la pertenencia a su ciudad que caracterizaba al romano. Las masas se refugiaron en cuanta religión podían acceder y el cristianismo no fue la excepción. La condición nómada de Cristo y su no pertenencia por lo terrenal se apoderaron de la sociedad romana que poco a poco fue sucumbiendo en malos gobiernos influidos por oriente. La persecución a los judíos es fiel ejemplo de esto. Así, poco a poco el auge que las civilizaciones griega, etrusca y mesiánica le dieron a la vida urbana se desvaneció.

* Investigador Asociado CEID. Economista UN